Primer parto Shiran Efraty

HACE 11 AÑOS YA.

Hoy hace 11 años, estaba de camino a la Complutense de Madrid, conduciendo, con un barrigón de otro mundo, del que iba a ser mi primer parto.

De camino me sentí un dolor extraño.

¿Habré comido algo malo?“- Pensé.

Y para qué voy a sospechar algo más, sólo estaba de 41 semanas + muchos días, con fecha de inducción para el día siguiente.

Decidí seguir mi camino, a la clase de enfermería materno-infantil. A ver si aprendo algo.

Aparqué.

De camino me sentí un dolor extraño.

¿Habré comido algo malo?“- Pensé.

Y para qué voy a sospechar algo más, sólo estaba de 41 semanas + muchos días, con fecha de inducción para el día siguiente.

Decidí seguir mi camino, a la clase de enfermería materno-infantil. A ver si aprendo algo.

Aparqué.

Llegué a  la universidad. Cada vez me dolía más.

CONSUELO, LA MATRONA.

Y justo veo, bajando la escalera, a la profesora matrona, Consuelo. A la que adoraba con todo mi corazón.

Consuelo, hola. Soy tu alumna, y creo que he comido algo en mal estado” – Le digo.

Me mira y se ríe – “¡No te pasa nada malo!¡Estás teniendo contracciones!”.

¿¡QUÉ!? ¿¡Contracciones!? ¡¿Yo?! ¿¡AHORA!?

Me llevó a su oficina y me puso el estetoscopio de Pinard en la barriga, escuchando al bebé.

“Wow, ¡cómo lo hace! Quiero ser como ella”.

Ayy, otra contracción a los 5 minutos.

Bueno, pues si estoy de parto, me voy para mi casa“.

No puedes conducir, espera a que tu marido te recoja“- me dijo Consuelo – “Vente conmigo a la clase de mientras“.

FUIMOS A LA CLASE.

Una sala enorme, al menos 100 alumnos esperándola.

Me senté en una silla y empecé a tomar notas de la clase. Con cada contracción, mis letras se volvían pequeñas y raras.

A ver cómo me entero luego de lo que escribo….

Otra contracción. A los 3 minutos.

Yo de mientras disimulaba todo lo que podía, aunque ya había alumnos que me miraban raro…

De pronto, Consuelo para la clase y anuncia, como en las bodas:

Hoy acabamos la clase un poco antes, porque vuestra compañera Shiran ¡está de parto!”

Todos los alumnos, los 100, se ponen de pie y aplauden.

Madre mía, no sabía dónde meterme.

“¡Qué bueno si das a luz aquí y lo vemos!¡Te atendemos todos!”

Jajaja, qué risa, sí…Sería lo ideal, sin duda.

Me parto.

Literalmente.

Mientras, yo solo rezo por no romper la bolsa como en las películas y dar el mejor espectáculo a estos 100 vampiros.

Llega Fernando, el salvador.

Antes de marcharnos, Consuelo me abraza y me da el mejor consejo de todos: “Cuanto más tarde vayas al hospital, mejor”.

Y fui al hospital. Más tarde.

Tactos, monitor, matrona antipática, epidural, Kristeller… el pack completo con un plus: una figura de Jesucristo sangrando justo encima de mi cabeza.

“Lo ponen porque aquí se mueren las mujeres de parto” – le digo a Fernando para tranquilizarlo.

Pero al final no me morí.

No sólo eso, sino que parí a mi niño mayor, Lior, mi luz, que nos convirtió de pareja de pájaros a una familia muy feliz.

Ese día cambió el rumbo de mi vida para siempre, y se lo debo a 3 personas especialmente: Fernando, Lior y Consuelo (la matrona).

Feliz cumpleaños mi niño precioso, el más listo del mundo.

Gracias por estar en mi vida. Te quiero mucho.

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