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Quizás hayas oído sobre partos más difíciles cuando el bebé mira arriba (decimos que está en posterior), o bebés que no se han encajado en la pelvis y finalmente se tuvo que hacer una cesárea.

Pues todas estas situaciones ( y más que existen) son causadas por una posición desfavorable del bebé en la pelvis.

Para entenderlo mejor, piensa en cómo decimos a los niños de ponerse la camiseta. Con la barbilla pegada al pecho es más fácil, ¿a que sí? Si el bebé no tiene su barbilla pegada al pecho y la espalda flexionada, ocupa más espacio y le cuesta mucho más salir de la pelvis.

¿Y por qué pasa?

Porque lo que ayuda al bebé a descender y navegar su espacio en la pelvis durante el parto son los músculos, los ligamentos y la fascia (conocido como canal blando del parto) .

Pues si el canal blando no está alineado, está demasiado rígido, asimétrico o sin suficiente tonificación, el bebé se acopla como puede. Y muchas veces no es la mejor posición para el parto.

Conducir, cruzar las piernas, andar con tacones o incluso una caída que tuviste hace años puede afectar el progreso de tu parto.

En la consulta identificamos la posición del bebé y te asesoramos sobre el siguiente paso a seguir.