¿Qué dice la evidencia científica?

La evidencia científica demuestra que el diagnóstico de la posición fetal a través los tactos vaginales no es un método fiable.

De hecho, incluso profesionales considerados expertos en el tema, han tenido más errores que aciertos.

Estas son las palabras de los autores de un estudio que hizo una comparación entre el diagnóstico de la posición fetal a través del TV con la ecografía:

¨El diagnostico de la posición Occipitu Posterior por TV fue EXTREMADAMENTE incorrecto . ¨

(Y eso que este estudio comparó los tactos, cuando el cuello estaba completamente dilatado. Con menor dilatación el diagnóstico es menos fiable aún. )

Los tactos vaginales no son inocuos.

Conllevan un gran riesgo de infección, que va aumentando de manera casi exponencial con el número de tactos.

Respeto al progreso del parto.

Pueden influir negativamente por varias razones:

  • La mujer se tiene que tumbar boca arriba. Pasa a una posición anti-gravedad que en muchas ocasiones, la mamá mantiene tras el tacto.
  • La actitud pasiva, la falta de intimidad, el dolor que causa… Todo esto reduce la fluidez de oxitocina y endorfinas y aumentan la adrenalina.
  • Existe el riesgo de rotura de bolsa con el tacto, lo que puede perpetuar una posición fetal subóptima (posterior, asinclitismo etc. )

¿Es estrictamente necesario realizar el tacto?

No. En la mayoría de las veces, no es necesario realizar el tacto para saber que el parto progresa adecuadamente.

El comportamiento de la mujer, las posturas que adopta, los sonidos, la respiración y más señales físicas y emocionales nos pueden dar mucha más información sobre el progreso del parto.

La observación es la clave.

Un mal diagnóstico es peor que un no diagnóstico. Siempre lo he dicho. Para actuar no es necesario saber la posición exacta de la cabeza. No se basa en eso basa la decisión de intervenir. Sino en el progreso adecuado del parto. Podemos equivocarnos y pensar que la cabeza está bien posicionada y no hacer nada, cuando esta mamá necesita ayuda.

Y al revés, podemos intervenir donde nuestra asistencia solo puede interferir.

Mi conclusión:

Mejorar las habilidades de la matronería, cada vez más olvidadas, de palpación y observación. O en otras palabras, usar nuestras manos y corazón.

Shiran Efraty, matrona.

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